Hago referencia a esta palabra por la simple y sencilla razón de que estamos
atrofiados en la cultura de lo desechable.
Un día viene alguien y te regala lo más maravilloso del mundo, todo sigue así
hasta que un día, cualquiera de esos en donde las horas corren aceleradas, ya
no lo necesitas más.
Es horrible pensar como con la llegada de estas fechas ese sentimiento va en
aumento, ya no está el deseo de alegrar a alguien con el gesto de un presente,
sino la gran necesidad de comprar el regalo más grande, el más costoso, el más
todo.
Los regalos se han convertido en una obligación más que en una
necesidad propia de demostrar afecto, indiferente al tamaño del regalo.
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Desechos de Vida |
Así se va no solo desechando cosas materiales, sino que también un día
decides desechar a tu amigo, a tu familia, tus sueños, todo lo que ya sientes
no te aporta en la vida lo haces a un lado, construyendo a una persona
indiferente a la tolerancia y frustración.
El precio de crecer, ¿verdad?
Me da miedo pensar que tal vez en 10 años me pase por la raja esto que he
escrito ahora.
Me gusta el espíritu navideño, cuando las calles se alegran llenándose de
luces y colores e incluso cuando veo a alguien llevándose ese tremendo plasma y
salir de la tienda, le veo el rostro feliz, ¿qué podría decirle yo a esa
persona?, vale más un recuerdo completo, que retazos de historia.
Feliz navidad.
A una semana del evento familiar del año, que a mí me gustaría todos los
domingos.
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